Todo sobre mi
Desde una edad temprana me sentí atraída por las manualidades, explorando diversos materiales y técnicas que estimularon mi interés por la creación. Este camino inicial me condujo a los estudios de decoración de interiores y textil, donde adquirí una base sólida en el uso del color, la composición y la materialidad. Posteriormente descubrí la cerámica, disciplina a la que me dediqué durante más de veinte años, combinando la producción artística con la docencia. En ese período trabajé principalmente con el pincel y los colores, explorando superficies y pigmentos que me permitieron profundizar de manera sistemática en el diseño y la composición. Paralelamente cursé dos diplomados de arte en la Pontificia Universidad Católica, que consolidaron mi formación en estos ámbitos y me aportaron nuevas herramientas para abordar diferentes lenguajes artísticos.
La exploración se amplió con la joyería contemporánea, una práctica que me acompaña desde hace dos décadas. En este camino desarrollé piezas únicas —anillos, collares y aros— que constituyeron un espacio íntimo de investigación en torno al detalle, la escala y el uso de materiales no convencionales. Con el propósito de perfeccionar técnicas, realicé un curso en Florencia, donde profundicé en diferentes métodos de fabricación de joyería contemporánea aplicados a piezas únicas. Fue en este contexto donde la rafia apareció por primera vez en mi trabajo. Al principio, mis diseños eran mayoritariamente planos, pero surgió en mí la inquietud de explorar el volumen en 3D. Descubrí entonces que el tejido podía unirse y sostenerse por sí mismo, sin la necesidad de una estructura de fierro. Esa experiencia me llevó a reflexionar sobre la capacidad de la fibra para expandirse en el espacio y adquirir autonomía, lo que me abrió el camino hacia la escultura.
Ese proceso derivó en la escultura en metal, disciplina que me permitió integrar fierro y rafia en un diálogo de tensiones y equilibrios. Actualmente concentro mi investigación en un proyecto centrado en las semillas y las vainas, símbolos de origen, contención y transformación. Estas formas me permiten profundizar en la coexistencia de los materiales, en cómo se sostienen y expanden en el espacio, convirtiéndose en el eje poético y material de mi obra presente.
Desde mis inicios en las manualidades, pasé por la decoración textil e interiorismo, para luego dedicarme más de veinte años a la cerámica, explorando el color y la composición también en la docencia. Posteriormente, la joyería contemporánea me acompañó por dos décadas, con piezas únicas y un curso en Florencia que perfeccionó mis técnicas. Fue allí donde la rafia apareció por primera vez en mi trabajo, primero en diseños planos y luego en volúmenes autónomos que me revelaron su potencial escultórico. Hoy integro fierro y rafia en un proyecto centrado en semillas y vainas, formas que simbolizan origen, contención y transformación, y que constituyen el eje poético y material de mi obra actual. La rafia es una fibra natural que se obtiene de las hojas de una palma africana, principalmente la Raphia farinifera o Raphia ruffia. Es una fibra larga, resistente y flexible, de color beige claro, que puede teñirse fácilmente. Su estructura es firme pero maleable, lo que permite tejerla, anudarla, bordarla o entrelazarla para crear objetos decorativos, textiles o esculturas. En artesanía tradicional se usa para cestería, cordelería, tapices y tejidos, y en el arte contemporáneo —como en tu práctica— se ha convertido en un material escultórico y expresivo, capaz de sostener formas tridimensionales sin necesidad de estructura interna.